Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

Cada 25 de noviembre, el mundo conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, una fecha establecida para reflexionar y actuar frente a un problema que afecta profundamente a millones de mujeres y niñas en todo el mundo. La violencia de género, definida por las Naciones Unidas como “todo acto de violencia que pueda causar daño físico, sexual o psicológico a la mujer, ya sea en la vida pública o privada”, sigue siendo una de las violaciones de derechos humanos más extendidas, devastadoras y silenciadas.

Las cifras son alarmantes. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada tres mujeres en las Américas ha sido víctima de violencia física o sexual, mayormente ejercida por su pareja o expareja. A nivel global, el 38% de los asesinatos de mujeres son cometidos por sus parejas masculinas. Además, las agresiones sexuales y el maltrato psicológico, incluidos los comportamientos de control y la coacción, son formas comunes de esta violencia, que afecta gravemente la salud mental, física, sexual y reproductiva de las víctimas.

Factores como el bajo nivel educativo, la exposición a la violencia durante la infancia, el consumo nocivo de alcohol y las normas culturales que perpetúan la desigualdad de género contribuyen a perpetuar este ciclo de violencia. Los entornos de conflicto, posconflicto y desplazamiento agravan aún más la situación, aumentando tanto la violencia dentro de las relaciones como los actos de violencia sexual fuera de ellas.

Sin embargo, la violencia contra las mujeres es prevenible. El sistema de salud desempeña un papel fundamental en esta lucha, no solo proporcionando atención y apoyo integral a las sobrevivientes, sino también trabajando para identificar tempranamente los abusos y referir a las víctimas a servicios adecuados. La colaboración entre sectores es esencial para abordar las raíces del problema y garantizar que las políticas públicas sean efectivas y sostenibles.

El sector salud, además, tiene la responsabilidad de ayudar a medir y entender la magnitud de la violencia de género, lo que permite diseñar estrategias preventivas basadas en evidencia. Es vital promover campañas educativas, fortalecer redes de apoyo y desafiar las normas culturales que perpetúan la subordinación de las mujeres.

Conmemoraciones como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres nos recuerdan la urgencia de redoblar esfuerzos para erradicar este flagelo. Garantizar un mundo en el que todas las mujeres y niñas puedan vivir libres de violencia no es solo un objetivo deseable, sino una necesidad fundamental para construir sociedades más justas, equitativas y humanas.

Por: Fernanda Soto

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