El miércoles 23 de abril, el ministro de Educación, Daniel Rojas, utilizó su cuenta en la red X para abordar las serias acusaciones formuladas por el excanciller Álvaro Leyva, quien, en una carta reciente, afirmó que el presidente Gustavo Petro enfrenta problemas de drogadicción. Este pronunciamiento ha desatado una ola de reacciones en el panorama político colombiano.

En un fragmento impactante Leyva declaró: “Fue en París donde pude confirmar que usted tenía el problema de la drogadicción. ¿Pero qué podía hacer yo? Seguro fui inferior”. Este comentario se refiere a un incidente en el que el presidente se ausentó durante dos días en una visita oficial a Francia a mediados de 2023, lo que ha suscitado interrogantes sobre la gestión del liderazgo presidencial.

Frente a estas acusaciones, Rojas defendió al presidente, sugiriendo que la cercanía de las elecciones legislativas y presidenciales de 2026 ha llevado a ciertos funcionarios, tanto actuales como pasados, a “optar por atacar al presidente en un cálculo político que les permita mantener privilegios”.

Este episodio resalta la creciente tensión en la política colombiana, donde las disputas personales y las estrategias electorales se entrelazan, generando un clima de incertidumbre que podría afectar la gobernabilidad en el futuro cercano. La respuesta de Rojas no solo busca proteger la imagen del presidente, sino también invitar a una reflexión más profunda sobre la ética y la responsabilidad en el discurso político.

Por: Sebastian Orjuela