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La inmortalidad del poder: Putin y Xi coquetean con la ciencia para eternizarse

En un evento en Pekín, un micrófono abierto reveló el sueño de los líderes de Rusia y China: no solo perpetuarse en el poder, sino también en la vida. A sus 72 años, Putin y Xi sueñan con la inmortalidad a través de la biotecnología.
La revelación surgió de una conversación informal captada durante las conmemoraciones del 80.º aniversario del final de la II Guerra Mundial. «Hoy eres un niño a los 70 años», le dijo Xi a Putin, mientras el líder ruso le respondía con entusiasmo sobre cómo «las personas podrán vivir cada vez más tiempo e incluso alcanzar la inmortalidad» gracias a la biotecnología. En su diálogo, los dos presidentes, que suman casi cuatro décadas de liderazgo ininterrumpido en sus naciones, fantasearon con la posibilidad de vivir hasta los 150 años, un anhelo que, en sus manos, se aleja de la ciencia ficción para adentrarse en la geopolítica.
El poder como elixir de la juventud
Esta curiosa charla no es un simple capricho de líderes seniles; es el reflejo de una obsesión más profunda. Putin, quien ha reescrito la Constitución rusa para gobernar formalmente hasta 2036, se resiste a entregar el mando a una nueva generación. Su círculo íntimo, al igual que él, envejece con él en el poder, lo que consolida un sistema de lealtades y aleja la posibilidad de una transición.
La búsqueda de la longevidad, a través de la medicina o la política, se ha convertido en una extensión de su control. Es la manifestación de un deseo de poder absoluto que no reconoce límites, ni siquiera los de la biología.

Más allá de la anécdota: el futuro de una élite longeva
Las palabras de Putin sobre la esperanza de vida no son solo una digresión; son un reflejo de una tendencia global. «Para 2050 habrá más personas mayores de 65 años en el planeta que niños de 5 o 6 años», advirtió el líder ruso. Sin embargo, su propia visión es un contraste con la realidad que vive su país, inmerso en una guerra en Ucrania que ha costado la vida a miles de jóvenes soldados. Mientras la élite sueña con la inmortalidad, las nuevas generaciones se enfrentan a un futuro incierto en los conflictos generados por sus líderes.
La conversación entre Putin y Xi no es un chisme de pasillo; es una ventana a la mentalidad de dos de los hombres más poderosos del planeta, que ven la ciencia como una herramienta para desafiar no solo las reglas de la política, sino también las de la naturaleza. En este nuevo tablero de ajedrez geopolítico, la inmortalidad se perfila como la última jugada en la partida por el poder.
Por: Edward Cipagauta
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