Se despide Ozzy Osbourne, el famoso Príncipe de las Tinieblas

Aunque dolorosa, fue una despedida tranquila y emotiva junto a sus seres queridos. Una publicación en su cuenta de X confirma su lamentable deceso. 

Bogotá, 22 de julio de 2025. Si bien el pasado 5 de julio marcó un emotivo cierre de su trayectoria en los escenarios junto a Black Sabbath en su natal Birmingham, lo que entonces se percibió como un adiós a las presentaciones en vivo, hoy se ha convertido en la despedida definitiva de un ícono.

La historia de Ozzy Osbourne, cuyo nombre de nacimiento era John Michael Osbourne, es un relato tan tempestuoso como emblemático; su viaje hacia la inmortalidad musical comenzó a finales de los años sesenta cuando fundó Black Sabbath junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward. Su propuesta sonora, densa y sombría, representó una ruptura radical con las corrientes musicales predominantes de la época. Álbumes seminales como Black Sabbath (1970) y Paranoid (1970) no solo establecieron su reputación, sino que también cimentaron las bases del género heavy metal. Himnos atemporales como «War Pigs», «Iron Man» y la icónica «Paranoid» capturaron la sensibilidad de una juventud que encontraba en sus letras introspectivas y oscuras un reflejo de sus propias inquietudes. La inconfundible voz de Ozzy, fusionada con los poderosos riffs de Iommi y la sólida base rítmica de Butler y Ward, forjó una identidad sonora inconfundible que los catapultó al estrellato mundial.

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Tomado de x: @OzzyOsbourne

A pesar del éxito masivo cosechado, la relación de Ozzy con Black Sabbath estuvo marcada por altibajos, excesos y tensiones internas que culminaron con su partida en 1979. Sin embargo, lejos de desvanecerse, Osbourne emprendió una exitosa carrera en solitario, entregando álbumes que se convirtieron en íconos del rock. Su debut solista, Blizzard of Ozz (1980), en colaboración con el virtuoso guitarrista Randy Rhoads, demostró la vitalidad de su genio creativo. Temas como «Crazy Train» y «Mr. Crowley» no solo redefinieron su sonido, sino que también reafirmaron su posición como una fuerza imparable en el panorama musical. Discos posteriores como Diary of a Madman (1981) y No More Tears (1991) continuaron cosechando éxitos, evidenciando su capacidad de evolución sin perder su esencia distintiva.

A lo largo de su prolífica trayectoria, la figura de Ozzy trascendió la música para convertirse en un símbolo de tenacidad. A pesar de enfrentar numerosos desafíos personales y quebrantos de salud, mantuvo un vínculo inquebrantable con su legión de seguidores. Sus reuniones esporádicas con Black Sabbath en los últimos años, culminando en aquella memorable actuación en Birmingham, fueron momentos de profunda emoción para los fanáticos que anhelaban revivir la magia de la formación original. El legado de Ozzy Osbourne, el hombre que encarnó la oscuridad y la transformó en arte, seguirá resonando en la historia del rock, recordándonos que incluso en las sombras, una luz eterna puede brillar.

Laura Valentina López

Periodista Revista Congreso ALD

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